Como un vegetal.
Da lo mismo que el brote se abra a la vida.
La quietud,
el eco de una soledad inoportuna,
ese silencio impúdico que te absorbe...
Todo ello te lleva a una NADA
donde te ahogas aún sabiendo nadar.
Siempre queda la esperanza de formar parte de una ensalada.
*** Lo escribí hace tiempo y lo rescato ahora, tras haber escuchado esta canción. GRACIAS, míster!!! ;)
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El que no se contenta es porque no quiere.
ResponderEliminarY a veces esperamos mucho cuando en realidad lo más sencillo es lo mejor.
Besos
Con el tiempo uno aprende a sobrevivir en la Nada.
ResponderEliminarBesos.
La soledad y el silencio, en momento puntuales son buenas porque nos llevan a reflexionar sobre uno mismo... Pero, cuando se convierte en permanente, pareciera un naufragio sin rescate, aún sin ser un océano.
ResponderEliminarBesitos de luz y esperanza
Bueno..siempre queda la esperanza aunque no exista ni ensalada.... Bss
ResponderEliminarNo está mal rescatar cosas del olvido... Suelen ayudar...
ResponderEliminarSi la ensalada no existe... preparemos alguna otra cosita. Al rescate del olvido vamos, poniéndole la sal a todo.
ResponderEliminarSaludos desde el sur del mundo.
Siempre queda la esperanza... muy tierno, bonito y lúdico
ResponderEliminarUn beso enorme que te llegue....
ResponderEliminarllego aquí y me encuentro amigos...me encanta!!
ResponderEliminara veces tenemo que llegar a NADA, para saber lo que es ALGO...
me gustó mucho!!
Un beso!!
SABES QUE LA NADA Y EL TODO SE COMPLEMENTAN...
ResponderEliminarGRACIAS POR SER,POR ESTAR.
BESOS.
Que chulo¡¡¡¡ mola tu entrada y la música. Espero que todo este bien. Besitos.
ResponderEliminarHOLA MI L , sabes que me haces muy feliz, me ha encantado tu detalle, la música de mi blog. Gracias por acordate de mi, ando tan liada...
ResponderEliminarLa vida, es hermosa, pero tiene unos baches de vértigo, hay que saberse asiste a algo, personalmente , me agarré de mis convicciones desde niña y de Dios, no conozco otros caminos que me sirvieran.
Te dejo un beso de ternura especial para mi
«L»
Sor. Cecilia