Teorías, hechos, dichos, actitudes, aptitudes... Todo lo cuestionaba. Y, siempre que podía, lo dejaba por escrito en algún lado. Los arañazos en el ataúd fueron la última huella de su cuestionamiento sobre la profesionalidad del forense que certificó su muerte.
*L*
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Este último libro poco vendería
ResponderEliminarGenial! Me ha encantado!
ResponderEliminarUn beso
Hay que dejar la impronta en todas partes y hasta el último momento. Ya dicen que genio y figura hasta la sepultura.
ResponderEliminarMuy ingenioso.
Un saludo
Se podía leer incrustado en la tapa, "Hoja de Reclamaciones"
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